Itinerarios

Si un lugar es un momento, ¿qué cosa es un camino? En su trazado de la ciudad, Mapa del Rock marcó los puntos calientes de una cartografía en permanente movimiento. Un mapa sobre otro mapa sobre otro mapa sobre otro mapa. Así durante sesenta años. Desde los spots seminales del rock & roll de los cincuenta hasta las discotecas que abrieron un surco desopilante en el final del siglo, pasando por cada una de las escalas del naufragio cuevero, los grandes estudios de grabación, las esquinas icónicas del rock barrial de los noventa y todos esos bares y pubs que crecieron como hongos con el regreso de la democracia. El resultado de esa superposición, como prueba este proyecto, es un laberinto. La única forma de buscar la salida es siguiendo estos itinerarios. Si es que alguien, claro está, quiere buscar la salida. Nadie habló de encontrarla.

En el universo del turismo, los itinerarios son marcas, ruinas y fantasmas unidos por el capricho de los guías. En el mejor de los casos, por el relato de un historiador. En Mapa del Rock, sin embargo, los itinerarios fueron construidos en tiempo real y por sus protagonistas. Así, los náufragos de La Perla del Once abrieron un surco de tanto caminar y caminar hacia el arenero de Plaza Francia, hacer un alto en el Bar Moderno y meterse finalmente en el subsuelo de La Cueva. Como si fueran una versión existencialista de Hansel y Gretel, dejaron el reguero de migas psicodélicas que recogemos una por una para seguir su pista y encontrar algunas respuestas. La ciudad sigue ahí, con sus huellas, pero las preguntas siempre son nuevas.

Estos itinerarios no son circuitos cerrados. Si tomamos el hilo dorado que nos conduce por el mapa de Spinetta eventualmente vamos a encontrar el atajo que nos conduce a la redacción del Expreso Imaginario. Si seguimos el circuito de las revistas rockeras de los setenta, muy pronto vamos a abrir la exclusa que nos conduce a los boliches donde se cocinó el rock de la primavera democrática. Si nos metemos en la oscurísima noche de los tardíos ochenta, en algún punto vamos a aparecer repartiendo fanzines de la movida sónica a la salida de Dr. Jeckyll. Finalmente, cegados por esa misma fiebre, lo más probable es que caigamos en todos esos centros culturales donde se cocina la música de mañana. Menos que un ejercicio de turismo, estos itinerarios son un sistema sanguíneo. Prueban, entre otras cosas, que la sangre sigue corriendo. Que estamos vivos.

Entonces, otra vez, si un lugar es un momento, ¿qué cosa es un camino? Pues bien: un camino es una época. Y todo, como cantaba Tanguito, conduce hacia ahora.

27 mayo, 2022

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