Ciudad de Buenos Aires
Morocco,
Hipólito Irigoyen 851
En algún punto de 1992, una sociedad entre emprendedores argentinos (el chef Paul Azema, por ejemplo) y españoles (la célebre Alaska, por ejemplo) compró un local de tres pisos en Hipólito Irigoyen al 851. El artista Sergio De Loof y Sergio Lacroix, por su parte, se ocuparon de otorgarle su estética inconfundible: ese sitio impreciso donde el trash y la farándula se saludan con un beso en la boca. Así, uno podía escuchar un show de Lía Crucet o los primeros Natas mientras, en la barra, la red de habitues se extendía desde Charly y Maradona hasta Gustavo Cerati y Carca. “La idea era libertad, arte, sorpresa, anti tarjeta de discoteca –dice Alejandro Ros, responsable de todas las tarjetas del Morocco-. Diversión, revolución, mezcla de estilos. Del kitsch al minimalismo, del rock a la electrónica”.
By Dr Trincado